En breve iniciamos las clases, en teoría la gran solución pasa por mascarillas, grupos estables o burbuja, el distanciamiento y lavados de manos.
Las normas de higiene y distanciamiento lógicas van a ser bastante complicadas de cumplir con niños y niñas, pues es imposible controlar a 20 alumnos en todo momento de clase. Ya son muchos los memes que nos demuestran la realidad que nos encontraremos.
Los tiempos que se van a perder en las entradas y salidas, para no mezclar los grupos, van a ser totalmente absurdos cuando veamos en el parque o la plaza de la esquina a los niños del barrio, todos juntos, jugando con una pelota o cualquier otro juego, un rato después de que hayan salido de las escuelas respectivas.
En los barrios de mayor contagio, acostumbran a ser los más humildes, donde hay familias que viven en una habitación o comparten pequeños pisos. Estos niños pasan muchas horas en la calle y más con la calor del verano, tanto ellos como sus familias se reúnen en las aceras y en las terrazas de los bares con muy poco cuidado, disfrutando de un espacio que no poseen en sus hogares.
Estos niños son los que al día siguiente pretenden que en las escuelas, se les separe y aísle, pero ¿cuántos serán portadores del virus con tantas relaciones sociales?
Por otro lado, la mayoría de escuelas están orientadas al sol y la calor que hace es infrahumana. Son pocas las que poseen ni unos simples ventiladores, tampoco sé si serían muy recomendables por miedo a una mayor propagación. Muchas aulas, hasta en invierno, están con las ventanas abiertas por las altas temperaturas y el calor humano que se desprende y, ¿pretenden que los alumnos lleven la mascarilla en estos horribles días de calor? En cuanto nos giremos, se la quitarán.
Soy consciente de que las escuelas deben empezar, pues no se dispone de tecnología ni medios para todo el alumnado y no todas las familias controlan y valoran la enseñanza de sus hijos, de modo que algunos desaparecen de las entregas y comunicados, siendo complicado el obligarlos a que trabajen y sigan el curso escolar desde casa.
También pienso que todas las escuelas deberían hacer jornada intensiva para evitar una salida y entrada absurda y adicional al mediodía, que solo hace que provocar un mayor riesgo de contagio.
Los maestros vamos a ser los conejillos de indias de este otoño. Roguemos por que no caigamos como los sanitarios. Espero no tener que oír aplausos de homenaje.